miércoles, 15 de mayo de 2013

Buenos días con sabor a sus besos

Era despertar cada mañana y no verle. Ya no sentía su cuerpo calentito abrazarla durante toda la noche. Ya no se despertaba y lo primero que veía era su cara. ¡Incluso hasta dormido era guapo! Se terminó su voz mientras cantaba en la ducha, llegar y verle concentrado entre sus cosas. Se esfumaron los detalles, mínimos e insignificantes como una nota o una rosa, pero especiales para ella como el mejor colgante de oro. Ya no estaban esas noches en las que sobraban las palabras. Sus camisas, su fragancia. Es como si nunca hubiera existido, como si no hubiera dejado huella física en su vida.
Han desaparecido sus CD´s amontonados por el suelo a falta de espacio, su música a todas horas. Esas fotos a escondidas en las que tan guapo salía. Se terminaron los abrazos inesperados, su manera de sonsacar las cosas y de ponerlo todo patas arriba con tal de sacarla una sonrisa. Se terminó cada juego, cada caricia, cada deseo...
Perdió el tiempo en disputas tontas, en lágrimas caídas sin sentido, en gritos... Si por ella fuese, retrocedería y cambiaría todo. Aprendería a no ser tan cabezota y pedirle perdón, a no ser tan despistada, a dejar las cosas colocadas... Le querría cada día un poco más que el anterior y se lo demostraría...
Pero ya es tarde, tarde para cualquier arrepentimiento a última hora. Él optó por su trabajo, ella por sus libros y poco a poco sus caminos se fueron separando.
Ahora se ven por la calle y son dos desconocidos... ¿Dónde quedaron esas miradas que lo decían todo? ¿A dónde han ido los "Buenos días" con sabor a sus besos?