viernes, 4 de abril de 2014

Campanilla y Peter Pan

Sí, Campanilla, la de Peter Pan. La olvidada Campanilla. A muy pocos le importaban los sentimientos de Campanilla, todos los niños querían que Peter se fuera con Wendy, la chica encantadora que le cosió su sombra a los pies, que le dejó la medicina cuando ella decidió hacerse mayor y dejarle... ¡Oh! Qué gran persona. ¡¡Y una mierda!! ¿Crecer? No te importa crecer si tienes al amor de tu vida para siempre. El verdadero amor era el de Campanilla, que arriesgó su vida bebiéndose la medicina envenenada para que no muriera Peter, y todo... ¿Para qué? Para que él la empujara, para que él sólo se fijara en la bonita niña de rizos indefinidos... Sin duda alguna, Peter Pan es uno de los cuentos más sinceros que nos contaban de pequeñas respecto al amor. Nada de zapatos de cristal que se rompen, nada de besos que rompen maldiciones, ni castillos protegidos por dragones... Sino una chica enamorada de un chico que solo quiere a otra...

La vida.

Desde pequeña, siempre me han enseñado que debo luchar por lo que quiero, que nunca nadie puede decirme que no puedo, que no voy a conseguirlo.
Siempre me han dicho que los sueños no son imposibles, que si quiero, puedo conseguir todo lo que me proponga, con esfuerzo y valentía.
Siempre he creído que cualquier cosa que nos suceda en la vida pasa por algo, porque así debía ser.
Siempre he pensado que si la vida te pone a alguien especial en el camino, es porque esa persona debía estar ahí, porque debíamos encontrarnos en el momento exacto.