viernes, 20 de mayo de 2016

¿El sexo débil? ¡Y una mierda!

Nos hicieron creer que somos el sexo débil, y lo peor de todo es que nos lo creímos. No puedo contar la de veces que algún hombre se ha ofrecido a ayudarme cuando me veían "débil". ¿Débil? ¿A santo de qué? ¿Por verme con los brazos delgados? ¿Por verme con cara de niña? ¿Cómo funciona vuestro radar de personas débiles? No considero que tenga poca fuerza, ni mucho menos que sea débil. Pero la sociedad nos ha metido ese estereotipo en la cabeza y a ver quien se pone ahora a quitarlo.

El otro día tuve una disputa con un chico, por pagar la cuenta de lo que habíamos tomado. Su frase fue "Como buen caballero tengo que pagar yo". No pude por menos que romper a reír. Así que decidí argumentarle los motivos por los cuales odio a los tíos que van de caballeros por la vida. Si puedo, pago, si no puedo, no pago. Es así de sencillo. Creo que mi sentimiento hacía la autonomía se ha afianzado a raíz de trabajar. Da gusto tener independencia para ir y venir sin depender de nadie (bueno, dependiendo del bus, pero es lo de menos). Hace tiempo que las princesas nos convertimos en guerreras y no precisamos de la ayuda de un caballero andante. Un poquito de igualdad no estaría mal. Que sí, adoro los pequeños detalles, las visitas inesperadas, los regalos así porque si, sin venir a cuento ni tener nada que celebrar. Pero se que a vosotros también os gustan. Porque, chicas, no cuesta nada presentaros en la puerta del tío que os gusta y mostrarle los ovarios que tenéis de hacer las cosas (y presta demasiado como para no hacerlo). Cometed locuras. Pero nunca, y repito, NUNCA os arrastréis por un tío hasta rozar la desesperación. Sed vosotras mismas y al que no le guste, que marche por la puerta.

martes, 17 de mayo de 2016

Cuando las cosas dejan de doler. Cuando la indiferencia se apodera de ti

Es muy cómodo cuando las cosas dejan de doler. Cuando el pasotismo es la cura a todos los males. Cuando ya no te quedan fuerzas ni para chillar. Es muy cómodo y sencillo. Tan sencillo como cerrar una puerta y no girar la vista atrás. Tan sencillo como dejar de tirar de una cuerda para mover una gran roca. Tan sencillo como dejarse de esforzar.
Me encuentro en ese momento. En el momento en el que no obligo a nadie a quedarse, quien vaya cagándola y separándose que no sueñe que agarre fuerte la cuerda, porque ya me quemé durante quince meses para terminar destrozada personal y físicamente.
Lo mejor es que la gente cree que así eres débil. Por no plantar cara a las cosas y dicen que el que calla otorga. Amigos míos, para volverte una persona fría tienes que dejar de lado todo aquello que sientes, aprender a controlar tus emociones y mostrarte indiferente. Eso demuestra que eres más fuerte de lo que creen. No mostrar ni un ápice de debilidad. Que crean que todo te da igual. Es mejor callar que comenzar una guerra que no tendría ni pies ni cabeza y lo único que hará será destruirte por dentro.
He aprendido a dejar de luchar, no vale la pena. Quien se quiera quedar, lo hará, quien no huirá sin remordimientos, a la espera de que no seas una "egoista" y le dejes marchar. Pero... ¿quién es el egoista en realidad? Yo no lo llamo egoismo, lo llamo amor propio.
No importa si por dentro el dolor te desgarra, llegará un momento en el que ni sientas dolor. No importa si por dentro gritas, ya no te quedarán fuerzas para alzar la voz por encima de la sociedad. No importa nada. Simplemente sonríe, respira hondo y sigue adelante. Es lo más cómodo.

sábado, 7 de mayo de 2016

La verdad versus la mentira

Toda la vida han intentado enseñarme que con la verdad se llega lejos y que la mentira tiene las patas muy cortas. ¿Eso es cierto? A lo largo de mi vida me he encontrado con más gente mentirosa que sincera. Con personas que "luchaban" por un mundo justo y llenaban su vida de mentiras. Personas que me decían "soy transparente" y ahí había 200 capas de vida.
Durante toda mi vida he intentado ser sincera, en mayor o menor medida, he intentado decir lo que pienso en cada momento y no callarme ante cualquier injusticia. Y claro, así me ha ido... Todas, absoluta y plenamente todas las personas se pavonean de ser sinceras, de no mentir nunca y esa es la primera gran mentira que te dicen.
Yo reconozco que evito mentir, si me caes mal voy a decírtelo, si algo me parece mal voy a quejarme y si se comete una injusticia, un acto que dañe la integridad plena de una persona voy a ser la primera en defender a aquella personas. Siempre voy con la verdad por delante, intento ser totalmente transparente. La verdad es que en ese sentido no tengo filtro, me hicieron de tal manera que si estoy bien se notara a leguas, pero si algo no me gusta también se me notara a leguas.
La verdad, de momento, en algunos casos, no me ha llevado por un camino de rosas. Me ha hecho llorar, chillar, arrepentirme, querer mandarlo todo a la mierda, huir. Por mucho que el resto de personas me dijeran que lo había hecho bien, son muchas las que por ser sincera te miran por encima del hombro, te odian de por vida o te dejan de hablar.
Si bien es cierto que alguna mentira si que he utilizado. Aunque más que mentira yo lo denominaría omisión de parte de la información. Puedo contar algo, pero se hasta que punto hay ciertas personas que quiero que sepan las cosas y otras muchas que no quiero que sepan partes de la historia.
Lo que si se, a ciencia cierta, es que por muy sincera que me hayan querido hacer. Por mucho que mis padres me hayan intentado inculcar que con la mentira no se llega a ningún sitio. Por más que, a veces, la vida me demuestra que la mentira hace que pierdas gente y caigas en picado. Yo, por mi experiencia, voy descubriendo poco a poco que la verdad trae demasiados problemas. Pero que me niego a dejar de ser sincera.