jueves, 3 de diciembre de 2015

En la cima de la montaña...

A veces pasa, ¿no?. Te encuentras en lo alto de una gran montaña, tras subir una ladera y de repente retrocedes para atrás. Demasiado para tu gusto. Pero ves que es difícil volver a ser la misma persona tras un golpe. Es una realidad que los golpes cambian a las personas.
No soy la misma que hace un año, ni la misma que antes de verano. Y las cosas que tenía antes tampoco pueden ser las mismas, porque no se ajustarían a la realidad en la que vivo. Una realidad que muchas veces es mejor esconder. Intentar focalizar la atención en otras cosas para que los problemas parezcan menos problemas. Centrarse en los estudios, en el trabajo y olvidarme de todo lo que pasé. Pero las consecuencias no se van de un día para otro para no volver. No creo que pueda despegarme de ellas nunca. Antes dormía de un tirón, ahora me cuesta dormir más de cuatro horas seguidas. Antes comía como una gocha, ahora me cuesta meterme cualquier cosa al estómago, por mínima que sea. Antes no pensaba, solo sentía. Ahora mi cabeza juega a su bola. Antes pesaba más de cincuenta kilos, ahora no llego casi a los cuarenta y ocho. Antes callaba, ahora saco todo mi genio a relucir y no me callo ninguna de las cosas que pienso. Le guste a quien le guste. Parece que poco a poco voy madurando... O no. ¡Quién sabe!
¿Veis? No soy la misma, por lo tanto no puedo tener las mismas cosas que tenía antes. Ni las quiero. No soy la misma Noemí de hace un año. Acostumbraros al cambio. Solamente os pido el tiempo necesario para volver a dar los pasitos necesarios par volver a estar en lo alto de la montaña. Y respeto. El mismo respeto que yo os doy.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Madurez.

No creo en la ley general de "las mujeres maduran antes que los hombres", ni el adjetivo calificativo "inmaduro", "maduro". Considero que la madurez depende de la situación, de los ojos que juzguen, del corazón que sienta y de la cabeza que piense. Tampoco me creo que por ser mayor de 25 eres más maduro que una persona de 20... Y a las pruebas me remito.
Yo, a estas alturas, ya no se si soy una inmadura a mi edad, muy madura para mi edad o madura acorde a mi edad. ¿Quién tiene los parámetros exactos para saberlo?
No es maduro aquel que se muestra más prepotente, sino aquel que afronta las cosas como vienen, sin hundir al resto.
No me considero ni la persona más madura del mundo, ni la cría más infantil. Voy por fases. Depende de la situación, del momento, del lugar, puedo ser una persona madura o la mayor de las crías. No tengo prisa por cambiar esta montaña rusa. Me gusta como me encuentro. También depende un poco de lo que me interese. Si. Depende del momento puede interesarme parecer una cría frágil, mimosa y sentimental (cada vez me va apeteciendo menos parecer eso) y otras puedo parecer una adulta de los pies a la cabeza.
La dificultad viene cuando al resto del mundo no le agrada mi forma de ser. O mi forma de afrontar la madurez, No tengo prisa por crecer y convertirme en alguien viejo, serio y amargado. Dejadme disfrutar un poquito más de mi juventud, por favor. Dejadme caer. Cometer errores. Pensar en blanco y al día siguiente cambiar al negro. Dejadme disfrutar de cada momento que la vida me regala. Dejarme ser quien quiero ser. Estar con quien quiero estar. Disfrutar de los pequeños detalles con quien me de la gana. Dejadme disfrutar de ellos en soledad también. Pero sobre todo no me pidáis que crezca. No me pidáis que crezca porque os conviene. Crecer es demostrarse a uno mismo que se han superado obstáculos, barreras. Crecer es tener claro tu futuro (eso lo tengo más que claro). Crecer es asentar la cabeza. A mi de momento me gusta ser esta cabeza loca que lo primero por lo que mira es por su felicidad y ya si eso se preocupa por la del resto. Porque una vez alguien me dijo "Lo primero eres tú y lo que tú sientes y ya luego vendrán los demás." Y eso no es ser egoista, es crecer. Crecer es dejar de intentar satisfacer al otro y preocuparse por lo que uno siente en el momento. Dejar de joderte a ti mismo porque los demás se encuentran mejor si haces esto o haces lo otro. En la vida no hay que satisfacer a la sociedad, sino a uno mismo. Muchas veces creemos que quien nos ayuda es para nuestro bien, pero no, muchas veces incluso quien supuestamente intenta ayudarte, mira para su propio ombligo. Pero señores, eso no es egoismo... Me enseñaron que para disfrutar de la vida había que ser feliz y dejar a un lado las opiniones de los demás. Porque cuando alguien te quiere cambiar para su propio beneficio, ese alguien no te conviene, y de nada vale engañarse a uno mismo. A veces hay que dejar de ser un poquito altruista para ser feliz. Darse todas las ostias del mundo, de manera autónoma, contra todas las piedras del planeta para aprender. Unos lo llaman inmadurez. Yo lo llamo vivir. Y quienes permanecen a tu lado en tu forma de ver la vida. ¡Esos! Son los que valen la pena.

lunes, 19 de octubre de 2015

Esta es mi oferta.

Te ofrezco que te quedes conmigo, en casa, tirados en pijama y mesa de camilla para el tiempo que en breve viene. Ver la tele, dormir o hablar, arreglando el mundo a nuestro ritmo como excusa para terminar con un cónclave de besos. Te ofrezco olor a café recién hecho los domingo por la mañana, o si quieres, firmamos una cláusula y olerá así todos los días de tu vida. Te propongo abrir las ventanas cuando llueva, para cuando entre la humedad disfrutes del olor a tierra mojada. O no, mejor aún, salimos a la terraza y nos mojamos de esa lluvia, que lo de "Carpe Diem" ha quedad más como una frase para un tatuaje y poca gente lo lleva a cabo. Te ofrezco noches de compás, de baile, de impaciencia al esperar un taxi, y disfrutar de una hamburguesa mientras llega. Te ofrezco mi camisa del día anterior para que desayunes con ella sin nada debajo, con un moño recogido y el rimel corrido. Prometo pequeños grandes detalles. Llevarte agua helada a la cama por la mañana cuando nos despertemos con resaca, tardes de "gordo", comiendo paquetitos de patatas, doritos, chocolate y demás grasas saturadas. Te ofrezco leerte en braille, sonrisas por palés, algún que otro mal rato sabiendo que lo que viene después va a ser como volver a conocer tu geometría una y otra vez. Te prometo besos, pero no besos cualquier, no como los que se dan las parejas por costumbre al verse que es como un piquito sin ganas. Yo te ofrezco tempo, temple y nervio en cada uno de los que te de. Te doy la posibilidad también de un poder que pocos tienen y que envidio de parejas que conozco, el mirarse y saber exactamente lo que pasa por tu cabeza en ese momento, para bien o para mal. Porque en los tiempos que nos han tocado vivir ya no se respetan las miradas y las que hay, escasean. Te ofrezco ponerte el mundo cuesta abajo, para que todo te venga rodado, cien primaveras, cien veranos, cien otoños y cien inviernos. Y los que no nos den tiempo de vivir nos los vamos imaginando por el camino. Así que tú preocupate de sonreir, que de provocarte las sonrisas ya me encargo yo.

Francisco Bonilla Lozano

Maestra.

Estoy cansada de escuchar la frase "Tu Ciclo Formativo es fácil", "el grado en maestro de educación infantil está tirado" y de ver cómo hay compañeras que están en la carrera porque en otra no les cogieron y eso era lo más sencillo. Ser Educador Infantil no es fácil y ser Maestro de Infantil, tampoco. Marcamos un antes y un después en la educación de los que, en un futuro, serán ciudadano de a pie. No solo nos encargamos de cambiar pañales, darles de comer o "aguantarles" como he oído tantas y tantas veces. Tenemos en nuestra mano el poder de cambiar a la sociedad. Transmitir una base de valores, unas rutinas, una manera de actuar y de ver la vida. Tenemos el poder de modelar y moldear a los futuros jóvenes y adultos.. Muchos se creen que se cobra una millonada, y sí, lo cobramos en sentirnos realizadas como personas. Que queremos ser maestros por las vacaciones. Y en realidad, detrás de tanto materialismo, se encuentra la satisfacción personal de encontrarte por la calle un niño de la Escuela Infantil o del colegio y que te reconozca, que se pare a saludarle o escucharle decir "Mira, esa es mi profe". Es ahí cuando sabes que has hecho algo grande, algo muy grande. Porque cogemos a la parte más indefensa de la sociedad, la más dependiente, para hacerla fuerte, muy fuerte.

viernes, 9 de octubre de 2015

October.

Sabía que este momento iba a llegar. Tarde o temprano. Por desgracia no tenemos la capacidad de saltarnos meses del año y no vivir dentro de los mismo. Ojalá pudiéramos. Y aquí me encuentro, con la taza que me arriesgué a regalarte. Recordando el momento en el que nos conocimos. Ese nueve de octubre de hace un año empezamos a hablar, que te preocuparas porque llegara sana y salva a Benavente. Al principio es todo tan fogoso...
Luego vino ese quince de octubre. Ese primer beso. Las sonrisas vergonzosas. Taparme la cara por miedo a que vieras como me pongo roja. Comenzaron los pequeños detalles que marcaron la diferencia. Salir del instituto y encontrarte sin que me hubieras avisado. Presentarte en los recreos. Llamarme por las mañanas y decirme que te apetecía desayunar conmigo. Lasaña en mi casa. El primer fin de semana juntos, que ni película, ni manta, ni palomitas. Conocer a tus amigos con las peores de mis pintas. Presentarte algunas noches en plan sorpresa porque no podías ir a dormir sin un beso de buenas noches. Conocer a mi hermana. Tu primer partido. Volverme una fan incondicional, a pesar de odiar el fútbol. La servilleta firmada diciéndome las ganas que me tenías. Llevarme a Primark porque simplemente te apetecía regalarme algo que me hiciera recordarte. Tu primer cumpleaños. La incertidumbre de no saber que regalarte. La taza, los vales que nunca usaste, el llavero bola... Nuestra primera película juntos en el cine. Tu peculiar manera de pedirme salir. El primer "te quiero". El viaje a Covadonga. Pasear y que el mundo nos importase una mierda. La empanada en tu coche. Acompañarme a la biblioteca. Sacarme de mi mundo de exámenes y hacer que desconectara. Conocer a tu madre sin avisar. Llamarme antes de los partidos para que tus compañeros de equipo supieran quien era. Guiñarme un ojo desde la portería. Navidad. Visita a Benavente. Todas y cada una de las noches que compartimos. Un "no San Valentín" porque a mi no me gusta celebrarlo. Sacrificarte y ver "50 Sombras de Grey". La fiesta sorpresa de mi cumpleaños. Madrugar para ir a por mis donuts favoritos. Cada momento de sinceridad. Cada adaptación. Cada disputa. Baños relajantes. 

Y no escribo esto porque te hecho de menos, ni porque quiera volver, vamos ni de coña. Creo que las cosas pasan por algún motivo y si decidimos hacerlo tan mal y que todo acabara, fue por algo. Quizá si las cosas hubieran sido diferentes, en Septiembre hubiéramos vuelto. Todas las relaciones tienen su lado malo, pero yo prefiero recordar los buenos momentos.

Simplemente escribo esto para que la próxima vez que digas "Yo nunca tuve detalles con ella porque no soy un tío detallista", recuerdes que ir de duro no te pega.

martes, 6 de octubre de 2015

Las cosas fáciles, a veces no son buenas.

Estoy acostumbrada a que los hombres me lo pongáis todo bastante sencillo. Con ello no me estoy considerando una sex simbol ni nada por el estilo (que las palabras se tergiversan y por menos de nada me llamáis egocéntrica, engreída o vete tu a saber...). Simplemente digo que nunca me he complicado la vida con los hombres (para conseguir lo que quiero, vamos a omitir las ostias que me he dado). Cuando he querido liarme con un tío no he tenido más que esforzarme un poco, pero muy poco para mi gusto. Soy bastante impulsiva, lo cual puede propiciar que no tenga que complicarme mucho la vida. Lo peor es cuando ya tengo lo que quiero y descubro que no me llena, que no lo quiero o que, cuando estoy realmente pillada, se vuelve un cabrón inservible (ésta última muy repetidas veces, demasiadas para mi gusto).

Pero siempre tiene que existir ese alguien que rompa los esquemas, que no me ponga las cosas sencillas. Que me desquicie, que me haga esperar, que no le vea cuando y como yo quiero. Que me enseñe a tener paciencia. A conseguir las cosas poco a poco. No os estoy diciendo que esa persona valga la pena, y mucho menos que me haya enamorado (Ni de coña, vamos). Simplemente que comienzo a valorar las pequeñas cosas, esos pequeños detalles que marcan la diferencia. Esos pequeños gestos que nunca me habían hecho falta y que, a día de hoy, los tengo bastante llenos de polvo.

No se como se hace esto de "conquistar" a alguien (Tampoco quiero llamarlo conquistar, porque no es eso), no se que es quedar con un tío y no tener la sensación de que me folla con los ojos, y el hecho de no tener esa sensación, de no vivir en tensión, me reconforta. Puedo ir a su casa y traerle a la mía sin problema porque se que no va a intentar nada, que por el momento ninguno de los dos tenemos prisa (Aunque a veces me lanzaría a su cuello y a tomar por culo espera, soy muy impulsiva, ya lo se). Con esto tampoco quiero decir que sea el hombre perfecto, que ya ha tenido que descubrir mi temperamento cuando las cosas no salen como yo quiero que salgan.

Porque si, ha sido capaz de no verme en quince días, pero si de mandarme un "Buenos días" todas las mañanas durante este casi mes que llevamos conociéndonos. Descubriendo juntos que ni todos los hombres son unos cabrones, ni todas las tías unas putas mentirosas.

No me gusta ir poco a poco, estoy acostumbrada a tenerlo todo rápido y al instante. Pero no renunciaría a ninguno de los momentos a su lado. No, no somos una pareja, tampoco nos comportamos como tal. No hay obligación de quedar bien con la otra persona, porque nada nos ata el uno al otro. Pero si necesitamos ser la muleta el uno del otro, apoyarnos. Saber que, cuando nos den esos bajones inagotables, en los que pensamos que algo hemos hecho mal, que el karma no está de nuestro lado, él me va a tener a mi y yo le voy a tener a él. No, no le quiero. Si me muero por sus huesos (Y esto pasa cuando alguien te hace esperar...) porque como dice Eva... ¡¡¡VAYA BOLLO!! (Si, está más bueno que el pan, que vamos a hacerle, y también podría tener a cualquier pava con solo chasquear los dedos). Pero se que no es simplemente unos ojos bonitos y un cuerpo... Se que debajo de esas ojeras de oso panda, de esa tristeza y pesadumbre se esconde una bellisima persona. No tengo prisa por descubrirlo, tampoco tengo prisa por que nuestra relación cambie, si no cambia no me importa, porque me gusta lo que tenemos y como lo tenemos... 

martes, 22 de septiembre de 2015

"Gente que está enferma de imbecilidad"

(He de reconocer que antes de escribir esta entrada he tenido que tranquilizarme, porque sino ponía nombre, apellidos y DNIs y no era plan. Aún así he visto necesario el hecho de desahogarme.)


Hay un mundo extraño, raro, singular. Gira continuamente, da mil vueltas, no puede parar. Un mundo complejo, que esconde sus secretos.

Somos mucha gente, gente diferente. Somos muchos, somos gente, tanta gente, gente diferente. Mucha gente.

No entiendo a las personas en general. Somos un complejo circuito de neuronas, sangre, hormonas y testosterona (dependiendo del sexo). No me entiendo a mi misma, como para conseguir entender al resto.

Voy a ser sincera, clara y directa, porque lo necesito y porque se que si no lo hago voy a pasar de mal humor el resto de semana (y mis hormonas no podrán con ello). NO SOY UNA CRÍA, NI UNA NIÑA, NI MOCOSA, MALCRIADA, EGOISTA o cualquier otro apelativo que se os pueda ocurrir en referencia a los niños de 0 a 6 años. Tengo 21 años, lo marca el DNI y el médico que atendió a mi madre en el momento del parto. Mi padre constata esa información y mis hermanos que llevan 21 años aguantandome. Por lo tanto me repatea el hecho de que me llamen infantil o niña pequeña porque maduré antes de tiempo, así que si no tenéis ni idea, cerrad la bocaza.

Se que no caigo bien a todo el mundo, ni a mi me cae bien todo el mundo (¡faltaría más!), pero no por ello me dedico a poner a parir a todo aquel que me cae mal, es más cómodo mostrar indiferencia. Por lo tanto pido que hacía mi persona se haga lo mismo. Si te caigo mal es tan simple como conseguir que yo no exista. Mucho no os puede costar, salvo que vuestro odio llegue a niveles insospechados, entonces lo siento, de momento me quedan pila de años en el mundo, y no voy a desaparecer porque a uno de cada diez le caiga mal.

A estas alturas de mi vida tengo que dar las gracias a la educación recibida por mis padres. Porque de no ser así yo ya habría ido a pegar a más de uno y hubiera sido capaz de montar el pollo por la calle (no os niego que ganas de gritar a alguien tengo, pero ya llamaré a mi madre para ello).

Y si, esta entrada tengo que dedicartela a ti, el maduro de turno. Si se supone que no nos hablamos, que he tenido la educación de verte en el mismo sitio, de estar juntos y no matarte por todas las humillaciones que he recibido... Haz tu lo mismo, muestra que de verdad tienes la edad que dice tu DNI (y no solo es física) y muestra que te importo lo mismo que una bolsa de basura y DÉJAME EN PAZ. Deja de ponerme a parir por tuiter que yo no lo leo, pero mi familia si y a ellos les jode más que a mi.

Por lo tanto he llegado a la conclusión de que hay demasiada gente enferma de imbecilidad.

Buena suerte a todos, porque esto no tiene cura. VA A PEOR.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Cuando lo difícil se hace interesante

Él tiene los ojos verdes, los de ella son color chocolate. Él fuma, ella no. Ella es una cotorra, a él hay que sacarle las palabras con un aspirador. Ella no para quieta, él es más tranquilo. Él quiere una relación seria, ella no sabe en que momento de su vida está. Ella está completamente enamorada de Pablo Alborán, él lo odia completamente. Él es un friolero, ella siempre va con los pies fríos. Él piensa demasiado, ella vive sin pensar en las consecuencias. Él tiene el corazón dañado, ella lleno de tiritas. Ella sabe cambiar el chip, no pensar en el pasado, a él su pasado le está consumiendo poco a poco. Ella está dispuesta a levantarle, y no volver a dejar que caiga. Él va con calma, ella es todo impulsos. A ella le encanta discutir, él tiene su carácter escondido. Ella se ríe por todo, él antes era un bromista, ahora no se sabe donde lo tiene escondido.

Aparentemente son polos opuestos, el ying y el yang, el aceite y el agua, el norte y el sur. Pero a ambos les une lo mismo. Tienen diferentes maneras de tomarse las cosas, ella se ríe de los errores, no quiere mostrar que es débil, que aún le duele y que va poco a poco levantando la cabeza. Él se deja llevar, las ojeras inundan esos ojos verdes preciosos, no descansa, piensa demasiado y le cuesta disfrutar. Pero sabe que ella es diferente, que está cómodo con ella, sabe que le puede contar cualquier cosa que nunca le reprochará nada. Y sobre todo se entienden el uno al otro.

Poco a poco, él va dando pasos agigantados, poco a poco bromea, sonríe y deja de pensar en la chica que de la noche a la mañana le dejó y le rompió el corazón en mil trocitos que ahora cuesta pegar.

Porque si, es muy difícil que en menos de quince días se consiga algo sólido de esta situación, porque son muy diferentes, pero precisamente eso es lo que lo hace interesante.

sábado, 22 de agosto de 2015

Quierete

Antes de querer a nadie, tienes que quererte a ti primero. Antes de estar con alguien, tienes que aprender a estar sola. La gente cambia, madura o muestra como realmente era. Yo he madurado, poco a poco, pero no he perdido mi esencia de disfrutar de las cosas como una cría. Nunca he necesitado regalos caros, ni los necesito, lo único que siempre he pedido es, tal vez, cariño, confianza y respeto. Bueno, y alguna que otra vez más mimos de la cuenta. No es caro, pero si necesita esfuerzo. 

Si, eres cabezota y testaruda, infantil, sensible, te preocupas demasiado por personas que ni siquiera piensan en ti, te dejas llevar por los impulsos, coges confianza demasiado rápido y crees que las personas son más buenas de lo que realmente son. Eres floja, dormilona, algo impuntual, una ilusa que sigue pidiendo deseos cuando sopla las velas o ve estrellas fugaces, que sigues creyendo que el amor es perfecto a pesar de todos los palos. Tienes defectos, como todos, pero también tienes un millón de virtudes. Has conseguido aprender de los errores y crecer como persona, superando cada cosa que se te ha puesto delante en estos 21 años. Tienes una imperfección que muchos desearían. ¿Habrá problemas? Muchos. ¿Será difícil? No te voy a mentir, lo será, pero tu eres mucho más de lo que crees.

Es hora de salir ahí fuera, comerte el mundo y volver con energía para librarte de todo lo que no te haga falta porque, para pasar un mal rato siempre hay tiempo, y los buenos momentos vuelan. Así qué, ¿A que esperas para cazarlos?

viernes, 14 de agosto de 2015

El dolor y el miedo.

Nadie puede vivir sin dolor, no es algo opcional. Nadie es inmune a él. Nadie puede huir del daño, de la destrucción interior. Porque no importa tu forma de ser o tu forma de actuar, algún día sentirás dolor y de un modo u otro tendrás que hacerte a él.

Nos pasamos la vida buscando la felicidad, resolviendo problemas, nos perdemos en las idas y venidas de cada día, intentando juntar todas las piezas de un rompecabezas sin sentido. Y cuando por fin desaparecen dichos problemas, tenemos miedo. Empezamos a vivir con un miedo infundado por nosotros mismos, mientras piensas: "¿qué será lo siguiente?"- En lugar de relajarse, de encontrarse a si mismo, encontrar tu propia paz, tu felicidad interior. 

Porque al final, en eso se basa la felicidad. Se basa en la aceptación de uno mismo y la grata sensación de haberte convertido en la persona que deseas ser, aprendiendo a vivir con el dolor y con el miedo. Sin importar el resto del mundo que te rodea.


sábado, 8 de agosto de 2015

Enséñame tus alas y grita QUE LA VIDA ES BONITA AUNQUE ESTÉ DEL REVÉS

Me enseñaron que la vida pasa rápido. Que a veces se gana y otras se pierde. Que el motor de tu vida no puede ser una persona, porque de esa manera quedas condenado a depender de su existencia. Me enseñaron que soy libre para decidir quien me hace reír y quien llorar. Para hacer y deshacer a mi antojo y no tener que dar explicaciones. Me enseñaron a amar de una manera incondicional, A sufrir. A quererte cagar en todo y guardar la compostura. A ser sincera. 
Me enseñaron que en este mundo materialista y consumista, era libre para dar mi opinión, para desahogarme, para dejar marcado con palabras lo que mi corazón siente y lo que mi cabeza opina. (También me enseñaron que no se puede ir chillando como una loca por la calle). Me enseñaron que se puede llorar de alegría y reírse de tristeza.

Me enseñaron a dejar en mi vida a aquellas personas que valían la pena y echar al cajón al resto. Me enseñaron que quien abandona el barco, o a quien decidimos tirar por la borda, no tiene porque ser recordado al instante. Que pueden pasar meses, años, hasta que una herida se cierra, pero que nunca pasarán días. Que cada persona tiene un tiempo de duelo.

Que la profesión va por dentro y puedo ponerme una y mil corazas para no mostrar quien soy en realidad, salvo a unos pocos afortunados. "Quien te quiere, te hará llorar" eso es algo que aún no he asimilado, existe demasiado gilipollas que me ha hecho llorar y no me ha querido. Pero también me lo enseñaron.

Me enseñaron que, decida lo que decida hacer con mi vida, siempre iban a existir personas que me iban a apoyar de manera incondicional, dejándome dar la ostia en condiciones para después ayudarme a levantar.

Me enseñaron que cuando alguien te humilla, insulta y toca las pelotas, su vida es demasiado triste y tiene demasiado tiempo libre. También me enseñaron a no achicarme ante determinadas personas. A defender lo que soy.

Hace dos meses, tal día como hoy mi tío me dijo al oído (como si de un secreto se tratase): "Cariño mío, hagas lo que hagas, decidas lo que decidas con quien lo muestres, no dejes de ser nunca quien eres". Y esa fue la bombilla que se encendió en mi interior para quererlo cambiar todo.

Y... Como dice la canción Vívela de Pablo Alborán "Dicen tantas cosas que podrían no decirlas y callarse de una vez." Porque muchas veces quien más lecciones te intenta dar de la vida es aquel que más tiene que callar. "Vive sin barreras, así que déjate de historias y ven acércate que te cuente lo que vamos a hacer. Saca de tu pecho el rencor y mira bien hacia donde se dirigen tus pies. Enséñame tus alas y grita QUE LA VIDA ES BONITA AUNQUE ESTÉ DEL REVÉS"

viernes, 10 de julio de 2015

La vida se basa en eso, adaptaciones.

No todos somos iguales. No a todos nos gustan las mismas cosas. Pero tenemos que adaptarnos. La vida al final se basa en eso ¿no?. Un continuo ir y venir de adaptaciones. Somos como bebés en constante periodo de adaptación. Unas veces mejor y otras peor. Pero adaptación al fin y al cabo. Te adaptas a un colegio nuevo, a tener un hermanito, a tus padres, a una nueva casa, a un nuevo instituto, a estudiar, a la universidad, a aquella persona que crees que será el amor de tu vida, y resulta que simplemente ha sido eso, otra adaptación. Te adaptas a unos compañeros de piso, a otros, a grupos de trabajo, a grupos de amigos, te adaptas a una nueva ciudad...

Algunas cosas a las que te adaptas vienen a tu vida para quedarse para siempre, por mucho que lo intentemos no podemos hacer que nuestros hermanos desaparezcan o coger una rabieta porque no nos gusta que nos pongan exámenes.

Pero otras muchas veces no consigues adaptarte a algo, o simplemente te adaptas pero se termina escapando de entre las manos. Y te sientes mal, evidentemente. Y sientes que has perdido el tiempo. Que nada tiene sentido. Te entran ganas de llorar, de coger una rabieta como los niños pequeños y acogerte a los brazos de tu madre para que te solucione las cosas. Caminas cabizbajo unos días, semanas, meses o incluso años. Porque, lamentablemente, también hay que adaptarse a las decepciones. Y te tienes que adaptar a escuchar ciertas canciones sin que te traigan recuerdos (E aquí una de las que a mi más me cuesta escuchar y al mismo tiempo mi preferida... Mi "Pasos de Cero", mi Alborán), evitas pasar por determinados sitios, mirar ciertas fotos, leer cosas que quizá deberías haber quemado para que la adaptación fuera más rápida y menos dolorosa. ¿Con que fin? Si lo único que tienes que hacer es adaptarte a otra nueva situación. Y así constantemente.

Porque la vida, aunque duela, es eso, un sin fin de adaptaciones.

domingo, 5 de julio de 2015

¿Realmente vale la pena querer olvidar todo?

Cuántas veces hemos deseado borrar un día, un instante, un momento, hasta un año de nuestras vidas. Borrarlo todo y vaciar nuestra memoria. Cuantas veces deseamos volver a ser niños, vivir todo de nuevo, recuperar lo que fue o dejar que el tiempo ponga las cosas en su lugar, Algunos simplemente no esperan nada del tiempo. Da lo mismo regresar o avanzar, simplemente renuncian a que el tiempo continúe su pasa y se marchan con lágrimas y un largo adiós. Si deseáramos en algún momento perder completamente la memoria y plegarnos a la frase "comenzar de nuevo"... ¿Cuántas cosas nos perderíamos? Serian como aquellas cosas que se extravían accidentalmente en una mudanza y luego se extrañan .Perderíamos el calor del primer beso y la sesión de aquel amanecer que fue perfecto. La nostalgia por amores pasados y la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido esa primera vez. Quedarían atrás los amigos que iban a ser eternos, las cartas que nos hicieron llorar, la primera o última vez que vimos a un gran amor, los brazos más cálidos, el día que pensamos que se iba a caer el mundo, el dolor más hermoso, el nacimiento del sentimiento más puro. ¿Comenzamos una vida nueva o matamos otra llena de recuerdos? Dejamos una vida y un presente que nos da infinitas oportunidades para soñar con un futuro perfecto que no existe o un pedazo de cielo donde sabemos que nos espera. ¿Realmente vale la pena querer olvidar todo?

sábado, 4 de julio de 2015

Vamos a aclarar unas cositas antes de continuar...

He tenido varios malentendidos por culpa de algunas entradas de este blog y más vale aclararlo antes de matar a alguien (que luego me meten en la cárcel por asesinato premeditado). Vayamos con una serie de premisas:

1º Este blog es público, nadie está obligado a leerlo (yo no os pongo una pistola en la cabeza), nadie está obligado a comentar (aunque se agradecen con creces los comentarios).

2º Las entradas de este blog nada tienen que ver con mi vida (salvo las dedicadas a mis abuelos o mi madrina, esas si son en su totalidad realidad). El resto son cosas que se me pasan por la cabeza, inspiraciones cuando se me cruzan las neuronas y me entra la inspiración para escribir.

3º Como no os obligo a leerlo soy libre de escribir lo que me de la gana (con la ley mordaza no estoy del todo segura, pero al ser FICCIÓN no me meto con nadie).

4º Quienes leeis mi blog, salvo que me conozcais o vivais conmigo (PAPÁ, MAMÁ, MARÍA, YERAY, ZAIRA, PUCHI, SI VAIS A LEER ESTO OS QUIERO MUCHO, jeje), no me conoceis de nada, no sabeis si tengo novio, novia o me da por tirarme a mi perro o a cincuenta a la vez. Así que me mantengo en el anonimato aunque sepais mi nombre, que ya es algo.

5º Quien se pica ajos come. Esto quiere decir que si cuando escribo nadie se molesta es que no he escrito absolutamente nada.

Hasta aquí las aclaraciones, ahora ya puedo seguir siendo feliz continuando con una de mis muchas pasiones, escribir.

Si esa persona te duele, olvídala, pero quédate con el porque hoy quieres borrarla de tu mente. De lo contrario, corres el riesgo de volver atrás

Dicen que la distancia hace el olvido, que la mejor medicina es el tiempo, que todo llega, cambia y pasa. Sin embargo hay personas que marcan un antes y un después, y aunque nos resistamos, viven con nosotros día a día; en una canción, en un aroma que nos lleva a ese lugar o en una simple expresión que oímos de rebote y nos sumerge en una charla con él, con ella.

Nos empeñamos en borrar de nuestra memoria a aquellas personas por las que hemos sentido y se han ido, deseosos de olvidar miradas, sonrisas, palabras y sobre todo, momentos. Es tan corto el amor y tan largo el olvido... eso dicen, quizças sea porque, sencillamente, no debemos olvidar, sino aprender a vivir con el recuerdo, porque sin él, dejamos de ser.

Estamos hechos de experiencias del pasado, somos lo que somos gracias a todas esas personas, las que se han ido y las que siguen aquí. Las que nos han hecho más fuertes, y otras veces, más vulnerables, con las que hemos conocido la desconfianza, el riesgo, la inocencia y el miedo, la ilusión y la decepción, personas que nos han permitido conocernos un poco más.

Y la clave está en saber elegir qué olvidar. Si esa persona te duele, olvídala, pero quédate con el porque hoy quieres borrarla de tu mente. De lo contrario, corres el riesgo de volver atrás. La realidad es solo una, pero es más fácil aceptarla si te apoyas en hechos del pasado, si tienes presente lo que fue, para entender por qué hoy no es. Borra su cara, sus caricias, sus besos, sus enfados, sus sorpresas, pero no borres lo que te hicieron sentir, no olvides que una caricia suya te consoló cuando más lo necesitabas, ni tampoco olvides que un enfado suyo te hizo llorar aquella noche entera. Recordando esto no quiere decir que tengas un motivo para volver atrás. Simplemente: No olvides lo bueno para vivir en paz y no olvides lo malo para sonreír porque ya no está.

domingo, 21 de junio de 2015

Todo se acaba.

Hasta ayer yo era la dura, mala y pasota de todo esto. El papel me estaba saliendo muy bien. Iba perfecto... Anoche esa fachada se fue a la mierda.
Ahora tengo miedo de salir a la calle por si te veo (que ironía...). Esta noche ha sido la más dura de mi vida, no he dormido más de dos horas seguidas y he tenido pesadillas constantes. ¿Ves? Tampoco soy tan dura como pensabas.

No pensé que fueras tan pesado, cansino y violento. Sobre todo violento. Ayer podias haber dado una ostia a la pared de mi casa o algo peor. Te supliqué que te largaras y no lo hiciste a la primera. Se que mi racha de pasarlo mal se terminará pasando, que volveré a levantar la cabeza y ser fuerte. Se que me olvidaré de todo esto, pero de momento me amarga la existencia.

Se que he hecho bien en dejarte ahora, ningún hombre debe abusar de una mujer por mínimo e insignificante que sea y que mi felicidad está por encima de ti.

jueves, 19 de marzo de 2015

Simplemente eso

Por mucho que queramos disfrazarlo, ocultarlo, evitar hablar de él..., el amor es lo más importante que existe en el universo. Y los jóvenes lo vivimos con más intensidad, con más pasión y con más ansiedad que el resto del mundo.
No lo pienso solo de ahora, que estoy enamorada y soy correspondida. Lo he pensado siempre, aunque no siempre lo haya reconocido.
Algunos jóvenes se enamoran en secreto y les cuesta dar el paso definitivo. Otros disfrutan de una relación que nos parece que será para siempre. Hay adolescentes que no encuentran a su media naranja y prueban otra hasta que dan con la definitiva. Incluso, muchos chicos discuten y rivalizan con otros por el mismo amor.
De lo que estoy segura es de que hay una persona destinada para cada uno de nosotros.
Y no nos debemos conformar con sentir a medias o gustar. Debemos buscar a la persona que nos quiera de verdad y por la que nosotros daríamos la vida. 
Tal vez, para eso, haya que llevarse algún chasco y sobrevivir a varios naufragios. Pero a lo mejor ese que rema hacia ti y que te lanza el salvavidas para salir a flote es justo la persona a la que tanto estabas esperando.
Si hay algo que lleva consigo el amor es improvisación. En todos sus aspectos. No eliges de quien te enamoras. Ni puedes elegir que alguien se enamore de ti. Cuando descubres que algo falla o que algo no está en su sitio, toca improvisar también. E improvisas cuando el beso es diferente al que esperabas o su voz interior es diferente a lo que dice con la boca.
El amor no envejece, eres tú el que se hace mayor. El amor no discute, eres tú el que le lleva la contraria. El amor no se pierde, eres tú el que no encuentra el camino. El amor no tropieza, eres tú el que pone obstáculos.
Fíate de tu corazón cuando pienses con la cabeza. Enamórate sin mied, sin trabas. Enamórate regalándote una oportunidad de querer a alguien. Porque, en cuestiones de oportunidades y de amor, eres tú el único que realmente sabe lo que quiere.
Piénsalo.

viernes, 27 de febrero de 2015

Abuela...

Lo que más me jode es que comienzo a olvidarme de como eras... Solo me queda el recuerdo de la última vez que te vi, y no fue de la mejor de las maneras. A medida que pasa el tiempo me supone más esfuerzo hacer memoria y saber que eras morena, pequeñita y regordeta. Lo peor es tu voz, no se como sonaba... Me fastidia que el tiempo, a medida que pasa, se dedique a borrar los recuerdos que tengo de ti.
Si pudiera viajaría en el tiempo. A esos momentos de la infancia en el pueblo, aunque fueron pocos. A la boda de tío Jose Luís y mi desesperación por no quedarme a dormir en vuestra casa (en ese momento me alegré de que mis padres llegarán a tiempo), incluso a cada momento en el que me has reñido. Es que hasta eso lo echo de menos.
¿Sabéis? Ahora que veo a mis padres con Leire y Víctor me doy cuenta de lo poco que he valorado a mis abuelos en mi vida. Quizá tendría que haberme dado cuenta antes de que llegaría un momento en el que no volverían a estar.
Sobre todo me arrepiento del momento en el que me negué a volver a ir a verle a la residencia. Ahí tengo que admirar a la pequeña de la casa, que fue quien siguió visitándola. Yo fui cobarde, pero sumamente cobarde y para no sufrir decidí que lo más cómodo era huir. Maldito el día que me lancé a la vía fácil y no asumí la realidad que era inminente...
El último día que la vi fue el día de reyes de 2012 y porque mi madre nos obligó, que muchos de nosotros fuimos a regañadientes.(UNA DEDICACIÓN ESPECIAL AL VIEJO QUE SE TIRÓ UN PEDO EN EL ASCENSOR CON 11 PERSONAS MÁS DENTRO, INTENTASTE DISIMULAR PERO NOS DIMOS CUENTA, TE QUEREMOS JAJAJ) Ese día lo pasé mal, realmente mal, tampoco suponía que iba a ser la última vez que la vería. Pero ahí estaba ella, con su mirada perdida y en una sala de la residencia con el resto de moribundos.
Y nuestro último momento, nuestro último recuerdo, una foto de todos juntos contigo...

Hace dos años que te fuiste y... todo sigue patas arriba, para que mentirte.

jueves, 5 de febrero de 2015

A veces me encantaría poder chillar. Suena ridículo, ¿eh?. Pero me encuentro en uno de esos momentos en los que si pego un grito mis vecinos me tomarán por loca (eso como mínimo). Soy bastante madura para mi edad, lo se. Pero no me gusta ser madura las 24 horas del día. A veces me gusta perder la cabeza, estar quince minutos con un ataque de risa sin motivo, no ser una persona seria.

Y perdonadme por ser así. Pero me gusta. Me gusta reír, aunque no haya un motivo coherente. Me gusta comerme la cabeza por gilipolleces propias de mi edad, o no tan propias pero me da igual. Me gusta cometer errores y levantarme. Intentar trepar una montaña que no se puede, caer y levantar, y volverme a caer ¿por qué no?. También me gusta hablar de gilipolleces, esas si que si propias de mi edad, de preocuparme si funalito conoce a menganita y de si menganita coincide con mi chico. (¡YO QUE SE BOBADAS!) Ya se que perfecta no soy, eso no es nada nuevo.

Pido perdón a esta sociedad por no considerar el sexo como algo de suma relevancia. A veces hablar de ello todos los días me cansa. El otro día vi en un artículo que la diferencia entre el tío que te quiere y el que solo quiere follarte era que si le llamabas y se podía sacar otro tema absurdo, en realidad te valoraba. A veces, a mi, me quedan dudas. (El artículo es este http://www.cosmohispano.com/amor-y-sexo/pareja/articulo/13-formas-de-saber-si-solo-te-quiere-para-el-sexo-141404819374) Hay veces que una pareja parece que únicamente quiera follar contigo ¿Te extraña de verdad o es que solo tiene ganas de tenerte entre sus piernas? Comienza a resultarme una duda existencial. Creedme si os digo que la diferencia número nueve se ajusta perfectamente a uno que yo me se (¿Sexualmente activo o simplemente viciosillo?)

Por suerte la paranoia que me acabo de montar solo me durará hasta mañana que le vea (sí, es el inconveniente de estar perdidamente enamorada de un hombre idiota pero que es un amor de hombre, tiene sus defectos si, pero como todos). Y el cabreo se me pasará en cuanto termine de escribir esto, porque ya sabéis que escribiendo descargo rabia (menos mal que él no lo sabe).

Vale. Yo tampoco soy una novia romanticona y sobona de las de estar todo el día encima de la otra persona. No. Necesito mi espacio y mi vida, total si llegamos a casarnos o vivir juntos ya tendré tiempo de marearle. Vale, sigo siendo una cría, eso debería saberlo cuando le dio por pedir salir a una NIÑA DE 20 AÑOS (que bien me siento diciendo que todavía soy algo niña).

Bueno, eso es todo. Una gilipollez muy grande ya lo se (Y todo porque le he llamado por teléfono y hemos estado quince minutos hablando de si conocía a una persona. Chico. La factura la pago yo y quien llama soy yo así que te jodes)

Pero repito que en el fondo me tiene loca y extremadamente enamorada (a la parte madura de mi, claro)