martes, 6 de octubre de 2015

Las cosas fáciles, a veces no son buenas.

Estoy acostumbrada a que los hombres me lo pongáis todo bastante sencillo. Con ello no me estoy considerando una sex simbol ni nada por el estilo (que las palabras se tergiversan y por menos de nada me llamáis egocéntrica, engreída o vete tu a saber...). Simplemente digo que nunca me he complicado la vida con los hombres (para conseguir lo que quiero, vamos a omitir las ostias que me he dado). Cuando he querido liarme con un tío no he tenido más que esforzarme un poco, pero muy poco para mi gusto. Soy bastante impulsiva, lo cual puede propiciar que no tenga que complicarme mucho la vida. Lo peor es cuando ya tengo lo que quiero y descubro que no me llena, que no lo quiero o que, cuando estoy realmente pillada, se vuelve un cabrón inservible (ésta última muy repetidas veces, demasiadas para mi gusto).

Pero siempre tiene que existir ese alguien que rompa los esquemas, que no me ponga las cosas sencillas. Que me desquicie, que me haga esperar, que no le vea cuando y como yo quiero. Que me enseñe a tener paciencia. A conseguir las cosas poco a poco. No os estoy diciendo que esa persona valga la pena, y mucho menos que me haya enamorado (Ni de coña, vamos). Simplemente que comienzo a valorar las pequeñas cosas, esos pequeños detalles que marcan la diferencia. Esos pequeños gestos que nunca me habían hecho falta y que, a día de hoy, los tengo bastante llenos de polvo.

No se como se hace esto de "conquistar" a alguien (Tampoco quiero llamarlo conquistar, porque no es eso), no se que es quedar con un tío y no tener la sensación de que me folla con los ojos, y el hecho de no tener esa sensación, de no vivir en tensión, me reconforta. Puedo ir a su casa y traerle a la mía sin problema porque se que no va a intentar nada, que por el momento ninguno de los dos tenemos prisa (Aunque a veces me lanzaría a su cuello y a tomar por culo espera, soy muy impulsiva, ya lo se). Con esto tampoco quiero decir que sea el hombre perfecto, que ya ha tenido que descubrir mi temperamento cuando las cosas no salen como yo quiero que salgan.

Porque si, ha sido capaz de no verme en quince días, pero si de mandarme un "Buenos días" todas las mañanas durante este casi mes que llevamos conociéndonos. Descubriendo juntos que ni todos los hombres son unos cabrones, ni todas las tías unas putas mentirosas.

No me gusta ir poco a poco, estoy acostumbrada a tenerlo todo rápido y al instante. Pero no renunciaría a ninguno de los momentos a su lado. No, no somos una pareja, tampoco nos comportamos como tal. No hay obligación de quedar bien con la otra persona, porque nada nos ata el uno al otro. Pero si necesitamos ser la muleta el uno del otro, apoyarnos. Saber que, cuando nos den esos bajones inagotables, en los que pensamos que algo hemos hecho mal, que el karma no está de nuestro lado, él me va a tener a mi y yo le voy a tener a él. No, no le quiero. Si me muero por sus huesos (Y esto pasa cuando alguien te hace esperar...) porque como dice Eva... ¡¡¡VAYA BOLLO!! (Si, está más bueno que el pan, que vamos a hacerle, y también podría tener a cualquier pava con solo chasquear los dedos). Pero se que no es simplemente unos ojos bonitos y un cuerpo... Se que debajo de esas ojeras de oso panda, de esa tristeza y pesadumbre se esconde una bellisima persona. No tengo prisa por descubrirlo, tampoco tengo prisa por que nuestra relación cambie, si no cambia no me importa, porque me gusta lo que tenemos y como lo tenemos... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sí la has leído, ¿qué menos que comentar?