martes, 27 de agosto de 2013

Nadie elige con quien enamorarse, ni cuando, ni la edad.

Ella sonríe como una estúpida. Lo lleva haciendo desde hace semanas. Hacía meses que no se sentía tan llena. Y es que ese chico consigue sacarle lo mejor de ella misma. Se siente llena. Nada ni nadie puede vaciar un corazón tan lleno de amor. Aunque sabe perfectamente que los corazones no se llenan de golpe y porrazo, sino poco a poco. Le encanta. No le importa nada si es a su lado. No quiere perderle. Abrazos, besos, miradas, caricias, sonrisas absurdas, palabras bonitas... ¡Es tan feliz! Poco a poco va recordando como se hacía la dura, como ella misma decía "Yo nunca me volveré a enamorar". Ahora no sabe hacer otra cosa más que tragarse sus palabras y pensar en él. Se siente como una niña pequeña, pero no la importa. Ahora sabe que ese tiempo que ha pasado sola, disfrutando de si misma, de las personas que la rodeaban, de aquellos que si son amigos de verdad, la ha venido bien. No quiso lanzarse a aventuras sin sentido después de aquel 18 de Enero. Y pensar que ha tenido que pasar un año y siete meses para volverse a enamorar. Así si. Porque esto no es una historia pasajera. Esta es su historia. Por fin vuelve a confiar en una persona del sexo opuesto. Es tan duro abandonar el rencor y el miedo que le parece mentira haberlo conseguido. 
No sabe ni como ni por qué, pero así ocurrió. No estaba premeditado, lo cual hace que esta historia sea más especial aún. Nadie les obligó, todo fue surgiendo poco a poco, aunque quizá un poco rápido. Pero no es tiempo para lamentos... Quiere seguir siendo feliz a su lado.
Él sonríe, parecen dos estúpidos enamorados. No lo parecen. Lo son. Y es que cuando alguien se enamora no elige el sitio, ni la persona, ni la edad, ni el momento. Todo viene solo, pero a su momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sí la has leído, ¿qué menos que comentar?