martes, 20 de noviembre de 2012

Después de diez meses y dos días.

Se terminó bajar la cabeza cada vez que te veo. Se acabó quererte evitar. Finalizó el preocuparme por ti. Terminaste de ser algo importante, por mínimo que fuera, en mi vida.
No me das pena, ni miedo. Mucho menos siento algo por ti. No. No quiero saber más de ti, te eliminé de whatsapp. No vales ni como amigo, ya que has seguido mintiendo y a las pruebas me remito.
No puede ser que después de todo lo que me hiciste pasar, que te ceda una oportunidad de tenerme como amiga, que ni te la mereces, y vuelvas a las andadas inventando enfermedades.
Somos dos extraños con recuerdos en común. Pero no sueñes que te vuelva a hablar. Es mejor así. He descubierto que por mucho que lo intentes tú eres de esas personas que no cambia. Necesitas la mentira para vivir y yo no soy así, no funcionas en mi vida ni como pareja ni como amigo.
Que te vaya bien. Sí. No voy a desear que te caigas por las escaleras, abrirte la cabeza y a ver si así se te iba esa manía de mentiroso compulsivo. No. Mis padres me enseñaron a no guardar rencor y mi hermano que al Enemigo ni Agua. Olvida que existo o que existí en tu vida como yo he conseguido hacer contigo. No te voy a negar que cuesta. Es difícil. Pero cuando has logrado la meta, se es muy feliz.
A partir de hoy no existes. Eres como antes de ese 25 de Mayo de 2010 uno más entre un millón. Quien verdaderamente vale la pena en mi vida soy yo misma, suena egocéntrico pero es así.
Que como me dijo una vez alguien de 28 años a quien quiero mucho: "Princesa, cabrones hay en todos los lados pero príncipes solo en los cuentos. No llores ni malgaste tu vida por un imbécil que evitó que esa sonrisa saliera a la luz. Fue bonito mientras duró. Pero hay más cabrones esperando a que los conviertas en príncipes azules."
Adiós bonito recuerdo, adiós.

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